miércoles, 5 de octubre de 2022

Calle Federación, esquina calle Falcón...

 

 

“En la larga lista de los derechos humanos debía figurar el derecho a calzarse de “Walkover” sin ningún problema. Sí, todos debíamos tener el derecho de acceder a lo bueno, a lo mejor. Porque al final, si se tienen los recursos ¿Qué hace a un hombre diferente de otro?”

Tal elucubraba el humilde trabajador del Ministerio de Obras Públicas cuando saliendo de las oficinas tomaba el rumbo de la calle Federación para seguir por ésta en sentido norte. Llevaba doblado en el bolsillo izquierdo de la camisa el cheque de veinticinco bolívares que había obtenido de la caja de ahorros pensando en unos zapatos nuevos; pero eso sí, no cualquier tipo de zapato, tenía que ser una vaina buena.

Al llegar a la esquina de la calle Falcón entró en la zapatería. Un italiano, otrora barbero, devenido ahora en comerciante de zapatos y afines, se deshizo en atenciones y le mostró muchas ofertas y tipos de calzado. Pero no, ni juntando a la billetera lo que llevaba en el bolsillo, alcanzaba la suma de lo que costaban los zapatos que él quería.

A la contrariedad inicial respondió el italiano con una salomónica solución:

-¡Te los compras por apartado!

-¿Y cómo es eso?

-Hoy pagas la mitad, y cuando vuelvas por los zapatos dentro de un mes, me pagas la otra mitad.

Casi cerraban el trato cuando el coriano retrechero preguntó:

-¿Y vos me vas a dar un zapato hoy?

-¡No! Eso no se puede-respondió amable el italiano tan gordo como bonachón

-¿Y por queeeeé pues? ¡Ahooooora sí! ¿Y es que vos sos más honrado que yo?

La explicación que intentó dar el italiano quedó en el aire porque el coriano tras decir “no me vendás un carajo” se encogió de hombros y salió de la zapatería con rumbo a “El apagafuegos” donde el puro cheque le bastaría para divertirse por largo rato.

II

Hay días en que esta ciudad me entristece. Entonces, salgo por ahí y me siento a la sombra de una casona o de un árbol, y por las veredas de la memoria huyo a otros tiempos y evoco picardías y gente noble para reconciliarme con ella. Así me pasó ayer, sentado en los peldaños del pórtico de una clausurada zapatería en la calle Federación, esquina calle Falcón…

CALIXTO GUTIÉRREZ AGUILAR.