miércoles, 9 de mayo de 2018

ESO DICEN…(microcuento)



Tendido cuán largo era formando en el suelo una gran equis,  estaba el cadáver del capataz. Desnudo de la cintura hacia arriba, había quedado dentro del mísero rancho junto a la portezuela que da al patio trasero. Una herida fatal le hizo florecer vísceras y sangre.
Afuera, la numerosa peonada intercambiaba saludos, conversaciones y apreciaciones despreocupadas dando  la impresión de que aquella fatalidad los aliviaba.
El comisario salió del rancho, arrojó la colilla del cigarrillo y exhaló ruidosamente una gran cantidad de humo. Tras él, sacaron al hombrecito esposado y lo condujeron al vehículo policial. Mirándolo, dijo el comisario: -El valiente vive hasta que el cobarde quiere…
Y allá en la casa de su mamá una muchacha aliviaba la enrojecida mejilla poniéndose hielo envuelto en una camisa que no era de su marido.
CALIXTO GUTIERREZ AGUILAR
09/05/2018