lunes, 31 de octubre de 2016

Breve relato vespertino…


Al llegar a casa, el hombre cansado pensó en escribir una historia titulada con el nombre de la muchacha. Desistió rápidamente al concluir que ella podría leerla, enterarse de todo, y asustarse. Sentado a la orilla de la cama se deshizo de la camisa y soltó las trenzas de sus zapatos. Una vez descalzo, procedió a quitarse los calcetines y luego se quedó con ambas manos puestas sobre las rodillas.
Ceñifruncido, el hombre pensó en la muchacha y calculó los años que lo separaban de ella. Sin mudar su ademán, exclamó: ¡Bien podría ser mi hija!
Se rindió a su propio peso y se dejó caer de espaldas sobre la cama con los brazos abiertos. Pensó de nuevo en la muchacha, recordó que podría ser su hija y entonces, para que nadie (ni siquiera él mismo) lo oyera, siguió pensando: ¡Bien podría ser mi hija! ¡Pero no lo es!
Y con esta última conclusión, el hombre, sonriente, se quedó dormido…
CALIXTO GUTIERREZ AGUILAR

viernes, 14 de octubre de 2016

Becky...

A Roraima Colina Bravo

Te miro dormir y me complace. No me gusta llamar a nadie cuando duerme, me parece de mal gusto. Al fin te despiertas y parsimoniosa te estiras cuanto puedes. Me encanta esa expresión tuya cuando te estiras. Me maravilla tu capacidad de elongación.

Vienes a mí, te rozas conmigo y comienzas a alejarte a pesar de que ahora si te llamo: ¡Rebeca! ¡Becky! ¡Ven!

Tú igual te alejas a pasos lentos, con ese andar tuyo que yo no sabría describir.

Y yo insisto: ¡Rebeca! ¡Becky! ¡Ven!

Apenas tengo tiempo para ver cómo te acercas a la ventana  y saltas... hacia el jardín.

Y me digo: los gatos son una vaina seria…

CALIXTO GUTIERREZ AGUILAR
14/10/2016