“En la larga lista de los derechos humanos debía figurar
el derecho a calzarse de “Walkover” sin ningún problema. Sí, todos debíamos
tener el derecho de acceder a lo bueno, a lo mejor. Porque al final, si se
tienen los recursos ¿Qué hace a un hombre diferente de otro?”
Tal elucubraba el humilde trabajador del Ministerio de
Obras Públicas cuando saliendo de las oficinas tomaba el rumbo de la calle
Federación para seguir por ésta en sentido norte. Llevaba doblado en el
bolsillo izquierdo de la camisa el cheque de veinticinco bolívares que había
obtenido de la caja de ahorros pensando en unos zapatos nuevos; pero eso sí, no
cualquier tipo de zapato, tenía que ser una vaina buena.
Al llegar a la esquina de la calle Falcón entró en la
zapatería. Un italiano, otrora barbero, devenido ahora en comerciante de zapatos y
afines, se deshizo en atenciones y le mostró muchas ofertas y tipos de
calzado. Pero no, ni juntando a la billetera lo que llevaba en el bolsillo, alcanzaba la suma de lo que costaban los zapatos que él quería.
A la contrariedad inicial respondió el italiano con una
salomónica solución:
-¡Te los compras por apartado!
-¿Y cómo es eso?
-Hoy pagas la mitad, y cuando vuelvas por los zapatos
dentro de un mes, me pagas la otra mitad.
Casi cerraban el trato cuando el coriano retrechero
preguntó:
-¿Y vos me vas a dar un zapato hoy?
-¡No! Eso no se puede-respondió amable el italiano tan
gordo como bonachón
-¿Y por queeeeé pues? ¡Ahooooora sí! ¿Y es que vos sos más
honrado que yo?
La explicación que intentó dar el italiano quedó en el
aire porque el coriano tras decir “no me vendás un carajo” se encogió de
hombros y salió de la zapatería con rumbo a “El apagafuegos” donde el puro
cheque le bastaría para divertirse por largo rato.
II
Hay días en que esta ciudad me entristece. Entonces,
salgo por ahí y me siento a la sombra de una casona o de un árbol, y por las
veredas de la memoria huyo a otros tiempos y evoco picardías y gente noble para
reconciliarme con ella. Así me pasó ayer, sentado en los peldaños del pórtico
de una clausurada zapatería en la calle Federación, esquina calle Falcón…
CALIXTO
GUTIÉRREZ AGUILAR.
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